Michel Rolland es uno de los enólogos más influyentes del mundo. Su perfil actual se ajusta más a lo que se denomina “Fly wine maker” es decir, un enólogo que trabaja a la vez, en bodegas de diferentes países.
Nació en Pomerol, uno de los terroirs más afamados del mundo, en una familia de viñateros. Allí, entre viñedos, aprendió desde pequeño los secretos de la vitivinicultura y la enología.
Desde hace 40 años elabora vinos en diversas partes del mundo, pero en la Argentina encontró su segundo hogar.
Degusta alrededor de 40.000 vinos al año y es, además del enólogo más famoso del mundo, una de las máximas autoridades internacionales en la materia.
Disfruta mucho de su trabajo, de viajar por el mundo y, sobre todo, de tomar buenos vinos.
Llegó a la Argentina en 1988, convocado por Arnaldo Etchart en Cafayate, un pueblito tan diferente de todo lo que había conocido, que se enamoró del lugar.
Allí, en Yacochuya, a más de 1800 metros, hizo su primer gran Malbec con un carácter especial, muy marcado. Su historia en nuestro país sigue en Mendoza, donde eligió el Valle de Uco, un lugar con un mosaico de terroirs que hacen de este lugar uno de los mejores del país para la vitivinicultura. Allí Michel creó nuestros grandes vinos, Clos de los Siete, Mariflor y Val de Flores.
La Familia Rolland
Junto a Michel, su mujer y sus hija, forman parte también de la aventura en nuestro país.
Dany Rolland, nacida en la Dordogne, es una brillante enóloga, socia de la bodega Rolland y es quien se encuentra a cargo de Château Fontenil en Fronsac y el laboratorio Rolland en Pomerol, con un equipo de diez colegas para satisfacer las necesidades de unos 400 clientes. También participa en la actividad de consultoría de Michel en Francia y en el extranjero. Dany Rolland es una fuente de conocimiento, extremadamente adaptable y capaz de aprovechar al máximo los terruños en varios continentes. Es una de las enólogas más talentosas y reputadas del mundo. Stéphanie Rolland, una de sus hijas, es quien lleva a cabo la gestión de todos los negocios familiares incluso aquí, en Argentina. Por su parte Marie Rolland, su hija menor, es quien se encarga del diseño e imagen de todos los emprendimientos.
El respeto, la sensibilidad, la cultura,
la mentalidad abierta y la pasión son rasgos familiares.
Una armonía familiar en las elecciones de trabajo, comercialización, comunicación y relaciones públicas, gracias a la transmisión, educación e iniciación desde la infancia a los requisitos de producción: amar y comprender la vid y la tierra, las uvas, el gestos del enólogo, luego el vino, la bodega, con numerosas degustaciones que despiertan curiosidad y forjan los sentidos.
Hoy, los nietos ya siguen con interés la cosecha, el trabajo en el viñedo y en la bodega y se sumergen en esta cultura familiar al escuchar las historias de sus antepasados, viticultores durante varias generaciones.
Hoy, los nietos ya siguen con interés la cosecha, el trabajo en el viñedo y en la bodega y se sumergen en esta cultura familiar al escuchar las historias de sus antepasados, viticultores durante varias generaciones.
El equipo
Junto a la familia, y desde antes de la construcción de la bodega, trabajan Magdalena y Rodolfo Vallebella.
Con una hermosa historia previa, donde se conocieron, ahora, ambos enólogos, y a cargo de la dirección de la Bodega en Argentina.
Orgullosos, ‘’se sienten parte de la Familia Rolland.’’